
VIVIR DESPACIO
Kart Gustav Jung,  hace más de 50 años, afirmaba: "La vida
no vivida es una enfermedad de la que se puede morir".
            Todos
en el mundo tenemos tiempo por  igual,
pues nadie   tiene ni más ni menos de 24
horas al día. La diferencia está en el empleo que cada uno  hace de su tiempo. Necesitamos saber
aprovechar cada  momento,  porque, como dijo John Lennon, "La vida
es  aquello que sucede  mientras planeamos el futuro".  Falta tiempo cuando falta el  espíritu de vivir, es un asunto  de 
prioridades porque no hay un compromiso consigo  mismo.
Es bueno vivir
despacio, respirar el aire en cada momento, creer que cuando se cierra una
puerta, otra se vuelve a abrir, buscar a alguien que te contagie la sonrisa,
que haga reír a tu corazón, que sueñe contigo. Debemos
acostumbrarnos a vivir sin tensión, relajados; la tensión es lo opuesto a la
tranquilidad. 
Necesitamos retomar
los valores  de  la 
familia, de  los amigos, del
tiempo libre, del placer del buen ocio 
o  el ocio constructivo, y de la
vida. 
 “Todo
lo que tiene que ver con Dios o con las cosas de Dios debería hacerse con
suavidad, tranquilamente y sin esfuerzo” (Jean-Pierre de  Caussade). 
Dios es siempre totalmente tranquilo porque es poderoso, sabio y santo.
Cuanto más un ser humano se asemeje a Dios, tanto más tratará de conservar
siempre y en todo la más completa calma, como la que existe en el ojo de una tormenta.
 
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