En
la cárcel común, había dos presos políticos. Uno de ellos tenía
ideas religiosas muy débiles. Cavilaba, continuamente, sobre su
situación injusta y nutría sus rencores y deseos de venganza. La
poca fe que tenía la perdió: Dios no podía existir en un mundo
malo e injusto. Vivía amargado por no estar en libertad y
rápidamente, recurrió a las drogas. Se hizo un adicto, y perdió la
poca dignidad y principios morales que le quedaban.
El
otro preso era un cristiano fervoroso. Partió de la base que Dios
también estaba en la cárcel y que esté donde esté, Dios es
siempre misericordia y liberación. Se olvidó del pasado y se
concentró en el presente y en lo que ahí y ahora podía hacer por
los demás.
Como
había estudiado leyes, pudo ayudar a otros presos en sus diligencias
para acortar su condena, y varios consiguieron, así su libertad.
Creó con otros presos grupos de Biblia y oración. Así encontró
sentido a su estadía en la cárcel, y un significado nuevo en su
vida. Se mantuvo en paz y creció más y más en libertad interior.
Segundo
Galilea
¡Cuánto
pasa el ser humano antes de llegar a la cárcel y después!
Normalmente, las cárceles están llenas de personas que vivieron en
suburbios, en barrios chinos, orfanatos, reformatorios…De alguna
forma son gentes que han sido marginadas por la sociedad, o ellos
mismos se han marginado. En esta marginación han sufrido con otros
el dormir en la calle, el dormir con la misma ropa durante varios
meses, el vivir de limosna, el ver su cuerpo llagado, el sentir el
desprecio de los suyos, el pasar de largo de la gente…
Y
muchos, desde la cárcel de rejas, desde un hospital, o sencillamente
desde el diagnóstico de una enfermedad, quieren hacer algo por los
“otros presos” comunes, políticos, religiosos o de cualquier
clase.
Eso es
lo que quiere Ricky, enfermo con Sida: ayudar a otros y que el mundo
lo escuche. Ricky es un adolescente que ha escrito un libro sobre su
lucha con el Sida. El es consciente de que posiblemente muera, pero
quiere hacer algo en beneficio de los otros, para que mental y
emocionalmente puedan vivir el tiempo que les queda antes del
encuentro con el Padre de todos.
Dios
también está en la cárcel y El es misericordia y liberación.
Quien se ha encontrado con El, se libera de cualquier tipo de
opresión y hace lo que puede por salvar a los otros, “por acortar
la condena”, por descerrajar las rejas, por derrumbar muros, por
que los pájaros y las flores puedan cantar libertad.
Carcelero,
abre la puerta
que se
acerca el alba.
Quita
el cerrojo,
levanta
el cepo,
deja
que vuele el alma.
Carcelero,
abre la puerta
que se
acerca el alba.
Anoche
soñé con claveles, rosas,
vi
cercana la mañana.
Carcelero,
abre la puerta
que se
acerca el alba,
y voy
de vuelo
con
miles
de alas
en el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario