Un hombre que se sentía orgulloso del césped de su jardín se
encontró un buen día con que en dicho césped crecía una gran
cantidad de “dientes de león” Y aunque trató por todos los
medios de librarse de ellos, no pudo impedir que se convirtieran en
una auténtica plaga.
Al fin escribió al ministerio de Agricultura, refiriendo todos
los intentos que había hecho, y concluía la carta preguntando:
“¿Qué puedo hacer?”
Al poco tiempo llegó la respuesta: “Le sugerimos que aprenda a
amarlos.”
Anthony de Mello
Auténtica plaga es para la persona no aceptar los acontecimientos,
no amar todo aquello que hay en su jardín. Si no se puede acabar
con “tantos dientes de león” que existen, es necesario aprender
una nueva técnica: la del amor. Aprender a amar no es nada fácil,
pues hay que perder, emplear mucho tiempo para escuchar a los otros:
plantas, animales, personas.
El vivir en comunidad, es como estar plantado en un jardín. En éste
hay toda clase de flores, plantas…Unas florecen más que otras;
unas lo hacen en un tiempo, otras más tarde; las hay, sin embargo
que no florecen nunca; pero cada una tiene su misión. Los primeros
cristianos tenían “un corazón y un alma sola, y ninguno tenía
por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común” (Hech.
4.32). Sólo se distinguían de los que no eran cristianos porque
habían aprendido a amar y crecían en el amor. De los primeros
cristianos decía Diogneto:
“A todos aman y de todos son perseguidos…Son pobres y enriquecen
a todos. Carecen de todo y abundan en todo…Los vituperan y ellos
bendicen…Se les injuria y ellos dan honra. Hacen bien y se les
castiga como malhechores. Condenados a muerte, se alegran como si les
dieran la vida.”
¿Morir?/¿Vivir?/¿Soñar?
¡Qué más da”/El caso es amar.
Mientras el mundo agoniza,/quiero seguir dando más./Mi corazón aún
late/ y late hasta enfermar.
La distancia se acorta/y sobran llantos y palabras/ El recuerdo es
aliento y vida,/el futuro, es esperanza.
¿Morir?/¿Vivir?/¿Soñar?
¡Qué más da!/El caso es amar
que bonito
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