¿Cuál es el mayor enemigo de
la Iluminación?
El miedo.
¿Y de dónde proviene el miedo?
Del engaño.
¿Y en qué consiste el engaño?
En pensar que las flores que hay a tu
alrededor son serpientes venenosas.
¿Cómo puedo yo alcanzar la Iluminación?
Abre los ojos y ve.
¿Qué es lo que debo ver?
Que no hay una sola serpiente a tu
alrededor.
Anthony de Mello
“Si yo tuviera que predicar
sólo un sermón, sería un sermón contra el temor” (G.Chesterton). Las sombras del miedo nos cercan y nos impiden abrir
los ojos, poder ver, confiar en Dios y conocernos.
¿Cómo superar el temor y el
miedo?
Nadar es muy sencillo, sin
embargo hay mucha gente que no aprende, porque el miedo no les deja flotar, y
se hunden. Y para flotar no hay que hacer nada, simplemente permitir que el
agua te sostenga, porque ésta tiene fuerza poderosa para aligerar cualquier
peso, como si fuera una pluma de ave.
El Señor, también nos puede
sostener en sus manos. El es pastor, báculo, roca. Camina con nosotros y no hay
ninguna razón para temer, pues con su compañía podemos coger serpientes en las
manos y beber el veneno, sin que nos haga daño. El miedo, casi siempre, es
falta de confianza, y producto de una herida del pecado.
“No estén agitados; fíense de
Dios y fíense de mí” (Jn. 14.1). Los
discípulos también tenían miedo, pues habían oído a Jesús decir que el valiente
Pedro le negaría. “Fíense de Dios y fíense de mí”. Juan usa las palabras de
confiar, tener fe, fiarse, palabras que reflejan una actitud y que abarcan a
toda la persona. La fe nos dice: “aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo” (Sal.22.4).
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