El
guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un
calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba
convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle
cruelmente.
Entonces
recordó las palabras de su Maestro Zen: “El mañana no es real. La
única realidad es el presente”
De
modo que volvió al presente…y se quedó dormido
Anthony
de Mello
El
ayer y el mañana se hacen muy cercanos en la noche. El pasado y el
futuro se agigantan y no dejan ni dormir ni vivir. Y, la verdad es
que, ni el pasado ni el futuro tendrían que existir para poder gozar
y vivir a plenitud el presente.
¿Existen
recetas para olvidar el pasado y no temer el futuro?
La
receta fácil no existe, pues es imposible vivir de espaldas a los
acontecimientos que han dejado huella en nosotros, sobre todo para
mal. Estos, a su vez, nos predisponen o nos marcan para el futuro.
Pero
sí debe existir una actividad de abandono y confianza en Dios, y
desde esa fe, tratar de vivir sólo el momento presente. Así lo
hacía Juan XXIII cuando decía:
Sólo
por hoy viviré;
Sólo
por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto;
Sólo
por hoy me adaptaré a las circunstancias;
Sólo
por hoy creeré, seré feliz y no temeré;
Sólo
por hoy no beberé, dicen los que desean dejar de beber.
Sólo
por estos momentos y en este preciso instante,
Trataré
de vivir y comunicar vida. Entonces, ¿por qué temer el ayer y el
mañana?
No hay comentarios:
Publicar un comentario