jueves, 30 de junio de 2016

Sólo por hoy viviré.



El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.

Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen: “El mañana no es real. La única realidad es el presente”

De modo que volvió al presente…y se quedó dormido


Anthony de Mello



El ayer y el mañana se hacen muy cercanos en la noche. El pasado y el futuro se agigantan y no dejan ni dormir ni vivir. Y, la verdad es que, ni el pasado ni el futuro tendrían que existir para poder gozar y vivir a plenitud el presente.

¿Existen recetas para olvidar el pasado y no temer el futuro?

La receta fácil no existe, pues es imposible vivir de espaldas a los acontecimientos que han dejado huella en nosotros, sobre todo para mal. Estos, a su vez, nos predisponen o nos marcan para el futuro.

Pero sí debe existir una actividad de abandono y confianza en Dios, y desde esa fe, tratar de vivir sólo el momento presente. Así lo hacía Juan XXIII cuando decía:

Sólo por hoy viviré;
Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto;
Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias;
Sólo por hoy creeré, seré feliz y no temeré;
Sólo por hoy no beberé, dicen los que desean dejar de beber.
Sólo por estos momentos y en este preciso instante,
Trataré de vivir y comunicar vida. Entonces, ¿por qué temer el ayer y el mañana?

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