Un
hombre que era cristiano enfermó gravemente. Los médicos le dieron
seis meses de vida.
Su
primera reacción fue de rebelión contra Dios, porque El permitía
eso. De la rebelión pasó a la duda de Dios, y dejó de rezar.
Más
adelante recuperó a Dios y comenzó a rezar para que le quitara la
enfermedad.
Pero
con el tiempo su oración cambió, y rezaba para que se hiciera la
voluntad de Dios, cualquiera que fuera el resultado de su enfermedad.
Y
hacia el final, su oración era para pedir la gracia de vivir
cristianamente su enfermedad, y para que ésta sirviera de
intercesión por los demás y para la venida del Reino de Dios.
Segundo
Galilea
¿A
quién hay que recurrir en momentos en que solo se puede ver el sol a
través de una ventana?
En
primer lugar a Dios, ya que El es el Señor de la vida (Eclo.
28.9),
el médico por excelencia. La actitud tiene que ser de confianza, de
fe, pues “Todo es posible al que tiene fe” (Mt.
9.28).
Es
difícil orar cuando no hay actitud de abandono.
Se
necesita mucha fe para no desesperarse en momentos de enfermedad,
persecución, dolor, cruz…
Jesús
conoció toda clase de sufrimiento: “deshecho de los hombres, varón
de dolores y sabedor de dolencias” (Is
53.2)
“Fue oprimido y humillado y no abrió su boca” (Is.
53.7).
Desde la cruz, con fuerte voz dijo:¡Elí, Eli, lema sabachthani! Que
quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?
(Mt
27.46).
Pero cuando estaba a punto de expirar, pudo exclamar lleno de
confianza: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu” (Lc.
23.46).Estas
fueron sus últimas palabras.
Jesús,
que había cumplido durante su vida la voluntad del Padre, en los
últimos momentos repite estas palabras que significan una entrega
total y un abandono en sus manos.
Los
enfermos conocen también el abandono, el silencio. Conocen además,
cómo no, el valor purificativo del sufrimiento; cómo el dolor va
llenando de amor tanta vaciedad de sueños y tanto egoísmo.
Sólo
quien ha saboreado el dolor, puede entregarse al hermano en
disponibilidad absoluta, aunque sólo le queden seis meses de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario