sábado, 17 de octubre de 2020

 

SANTA TERESA DE JESÚS DOCTORA 

En la basílica de San Pedro en Roma, luce una estatua de Teresa de Jesús con una inscripción debajo que reza: “Maestra de los espirituales”. En la mano derecha sostiene una pluma, en la izquierda un libro y su mirada se pierde vuelta hacia lo alto como el que espera la inspiración del cielo.

Santa Teresa de Jesús, es, sin duda, una de las grandes mujeres de la historia. “Ocupa un lugar importante en la literatura española por la gracia y facilidad de su escritura y por su enorme capacidad para expresar en un lenguaje sencillo y cotidiano, profundas y complejas experiencias espirituales.  Pero además son muchos los que ven en ella, una pionera de los movimientos de emancipación de la mujer por su original forma de vivir la condición femenina” (Juan Martín Velasco).

Teresa es buscadora y andariega, orante y comprometida, amada y amante. Su vida deslumbra y entusiasma, por ser una mujer fuerte, por ser una castellana recia, por ser una andariega incansable y por ser una apasionada de Dios. Un día descubrió que Jesús era toda de ella y ella se decidió a ser toda de Jesús

Cuando Teresa de Jesús toma la pluma, empieza por escribir “lo que sabe”, que no es otra cosa que la vida que ha vivido hasta ese momento cumplidos los 48 años. Teresa escribe, como ella misma asegura, para engolosinar y consolar a los que llevan vida de oración, para aleccionar a sus hijas, las carmelitas, para edificar a las almas y para cumplir obediente, el mandato de sus confesores. Como decía Pemán: "su escribir es parte de su hacer".

Se han hecho referencia clásica las palabras de Pablo VI en la Evangeli Nuntiandi “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, y si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio” (EN 41).  En este sentido, Teresa es maestra de oración por ser testigo del trato íntimo con Jesús.                

Santa Teresa había saboreado a Dios. (Niño y dedo). Es doctora de la Iglesia, y más que en dogmas y en teorías, lo es en la praxis. Su testimonio vivido nos entusiasma, nos hace crecer en el anhelo de Dios y, en definitiva, nos pone a orar y amar. “Este mensaje llega a nosotros, hijos de nuestro tiempo, mientras no sólo se va perdiendo la costumbre del coloquio con Dios, sino también el sentido y la necesidad de adorarlo y de invocarlo… Llega ahora a nosotros el sublime y sencillo mensaje de la oración de la sabia Teresa, que nos exhorta a comprender «el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad…, que no es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida, 8, 4-5).

           

Santa Teresa de Jesús. Escritora, mística, religiosa... - Revista Habla

lunes, 3 de agosto de 2020

Tenía casi todo


En la novela “¿Quo vadis?”, del polaco Premio Nóbel de Literatura Henrik Sienkiewicz, hay una frase referida a una bella muchacha de alta alcurnia que dice” “Lo tiene todo, menos la sonrisa”.

Da pena que a una persona le falte la sonrisa, porque le falta todo. La sonrisa hace a la persona el mantenerse vivo y feliz y logra que los demás sean felices. La sonrisa está al alcance de todos, ricos y pobres. El sabio sabe que la alegría verdadera se encuentra en las pequeñas cosas de cada día y se mantiene a pesar de las adversidades y contratiempos.
Es bueno sonreír en la bondad, en los triunfos, en la debilidad, en las derrotas, en los momentos en que todo va bien y cuando las cosas se tuercen. Los antiguos estoicos nos decían que “los verdaderos días de fiesta son y deben ser para ti aquellos en que has vencido una tentación o te has arrancado, o al menos dominado, el orgullo, la temeridad, la malignidad, la maledicencia, la envidia, la obscenidad… el lujo o cualquiera de los vicios que te tiranizan”.

Preguntaron a una madre cuál era el secreto para obtener que sus hijos fueran tan amados por los demás, y ella respondió: "Mi primera lección es enseñarles a sonreír". Y resumía así los consejos que ella da a sus hijos: sonríe, sonríe, hasta que notes que tu continua seriedad o tu severidad habitual hayan desaparecido... Sonríe a los enfermos, a los pordioseros, a los tristes, a los ancianos, al sufrimiento. La sonrisa te abre muchas puertas, allana las dificultades y hasta puede obtenerte excepcionales favores.