jueves, 4 de junio de 2015

LA EUCARISTÍA ES FUERZA.

Jean van Eyck, gran pintor flamenco, pintó el famoso retablo de Gante. En medio del cuadro, en el altar, aparece el Cordero de Dios, sacrificado, y corrientes de bendiciones parten de la víctima en todas las direcciones  y de todas partes acuden presurosos los pueblos, para presentar su homenaje al Cordero y apagar su sed en él.
Los mártires encontraron en el Señor la  fuerza para aguantar sus martirios. Cuentan que santa Felícitas que cuando sufría se puso a gemir y el carcelero le preguntó: « ¿Gimes ya ahora? ¿Qué harás, pues, cuando seas arrojada a las fie­ras?». Y Felícitas, confortada con el Cuerpo de Cristo, le contestó: «Ahora lo que sufro, lo sufro sola; pero enton­ces habrá en mí Alguien que sufrirá por mí, porque yo tam­bién sufro por Él».
San Ignacio  de Antioquía, cuando le llevaban al martirio, escribió siete cartas de consuelo a las igle­sias cristianas, y decía: «Hacemos la fracción de un mismo pan, esta es la medicina de la inmortalidad, el contraveneno para que no muramos, sino que vivamos eternamente en Jesucristo». «Soy trigo de Dios; es necesario que me muelan los dientes de los leones para que pueda ser puro pan sacrificio”
Somos peregrinos y para nuestro caminar necesitamos comer del Pan de Vida. Quien come este pan, vivirá eternamente (Jn. 6, 53-59). Este pan sirve, sobre todo, para cuando el cansancio se acumula. Entonces Jesús nos da la solución, venid a mí todos los que andáis agobiados que yo os aliviaré. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que somos amigos de buscar otros remedios para nuestro cansancio. Así se nos dice Jeremías que hemos abandonado a Dios que es fuente de agua viva, y hemos a fabricar aljibes rotos, que no pueden retener las aguas.Y abandonar al Señor es mala y amarga cosa (Jer. 2, 19).
De la comunión brotan fuerzas para seguir a Jesús, pase lo que  pase. El Cardenal Newman! antes de convertirse al catoli­cismo era pastor anglicano. Pocos días antes de su conversión, uno de sus amigos intentó disuadirle del paso que iba a dar:
    ¡Piensa bien lo que vas a hacer! Si te haces católico, pierdes tus ingresos considerables, cuatro mil libras al año.
Newman no contestó más que esto:
—Y ¿qué son estas cuatro mil libras en comparación con una sola comunión?

No hay comentarios:

Publicar un comentario