sábado, 12 de abril de 2014

DANOS TU LUZ, SEÑOR.


“El Santo Cristo del Veneno” se refiere al caso de un pastelero en Michoacán que, según decían sus paisanos, había tomado veneno. Un día, el buen hombre fue a hacer su visita diaria al Santo Cristo, y mientras oraba, la imagen se volvió negra, porque absorbió el veneno que había comido el pastelero.

Esta leyenda nos habla del sentimiento popular, de la ternura religiosa de los pueblos de América. Dentro del seguimiento de Jesús hay que acentuar la presencia de un Cristo humanado, que viene en ayuda de los necesitados y absorbe toda clase de veneno, carga con los dolores y pecados de esos pueblos sufridos, buscadores del verdadero rostro de Cristo.

Entre las devociones cristológicas más populares está la Pasión de Cristo, representada en una enorme producción de imágenes talladas por indios y blancos. En la iglesia de San Andrés Ocotlán (estado de México), se encuentran hasta 17 esculturas relacionadas con la Pasión y Muerte del Señor.

Los fieles veneran con gran devoción las imágenes del Santo Cristo de Esquipulas en Guatemala, el Señor de los milagros de Lima, El santo Cristo de Burgos en Quito y en Lima.

La devoción a la pasión, al vía crucis, al Cristo crucificado fue traída en la primera evangelización del siglo XVI. Una de las santas más entusiastas con esta devoción fue Santa Teresa. “Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre”. Ella misma confiesa que hay grandes peligros en apartarse del misterio de Cristo y grandes frutos en seguirla.

Peligros. Vaciedad y poco provecho en la oración, falta de humildad, no apreciar el valor de la Eucaristía.

Frutos: Aceptación de nuestra condición humana y seguir el camino de los santos.

La humanidad del Señor es puerta, camino, luz, nuestro bien y remedio. Y no sólo es bueno meditar en la humanidad de Jesús para los principiantes, sino para los que están en las séptimas moradas. “Cuando nuestro Señor es servido, regala más a esta alma, muéstrale claramente su sacratísima Humanidad”, nos dice la Santa de Avila.

El amor a la humanidad de Cristo encuentra su realización en el amor a la eucaristía. “Harta misericordia nos hace a todos que quiere su Majestad entendamos que es Él el que está en el Santísimo Sacramento” (Santa Teresa). Así lo entendió la devoción popular del pueblo hispano, ya que la fiesta del Corpus Christi es llamada “La Reina de las Fiestas”.

“Danos tu luz, Señor, para esta pena,
corta de tu jardín tanta agonía,
tanto obscuro dolor, la sombra fría
que al corazón del hombre ciega y llena…
Pero danos también como sustento
Tu corazón, tu vida, tu latido,
Tu divino calor por alimento”

(Rafael Morales).

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