sábado, 4 de marzo de 2017

SI CREES, LO LOGRARÁS.


Hay una leyenda de Benevento que nos habla de dos jóvenes atrevidos y crueles que se encontraron casualmente con un individuo de aspecto miserable, y, creyéndolo idiota, quisieron burlarse de él.

Después de haberlo molestado en varias formas, sin que el otro se mostrase de ningún modo ofendido, lo condujeron a la cima de una torre y le dijeron: “Tírate, no te harás ningún daño”.

Este, creyendo con simplicidad a sus palabras se lanzó abajo y voló como un pájaro, y tocó el suelo ileso.

Sus torturadores pensaron que se trataba de un golpe de suerte, y quisieron probar de nuevo. Lo llevaron a la orilla de un lago, “Allá abajo en el fondo del lago, hay una perla preciosa” le dijeron. “Tú puedes sumergirte y cogerla para ti”.

El simplón se tiró enseguida, y no tardó en salir con una perla en la mano. Entonces aquéllos dos empezaron a sospechar que aquel pobre diablo fuese un hombre de Dios.

“Perdónanos”, le dijeron, “nos hemos burlado de ti. Pero por favor, revélanos el secreto de tu doctrina”.

“Yo no tengo doctrinas secretas” respondió el otro. “si no que creía tan firmemente en aquello que me decían, que no tenía duda de poder hacerlo. Pero ahora, sabiendo que querían engañarme, me siento todo confundido. Jamás tendré otra vez el atrevimiento de hacer aquello que he hecho”.


El hombre que ignora la duda y la desconfianza, puede mover las montañas y atravesar el universo sin encontrar obstáculo.

Es una leyenda tonta, pero la enseñanza es clara. La fe mueve montañas y conduce a encontrar el tesoro escondido. Por la fe conocemos a Dios y que el mundo ha sido creado por Él, de quien “proceden todas las cosas”.

La fe es condición indispensable para entrar en el reino. “Arrepiéntanse y crean en el Evangelio, no es un programa para cuaresma, sino para toda la vida.

Sólo la fe realiza milagros. Jesús no hizo muchos milagros precisamente, por falta de fe. El mismo Jesús les pregunta a los ciegos: “¿Creen que puedo hacer esto?” Le dijeron: “Sí Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Hágase en vosotros según su fe”. Es la fe en Jesús la que sana, salva, levanta y perdona. Nada imposible resulta para el que cree e invoca el poder de Jesús. A los discípulos les asegura que si tuvieran fe como un grano de mostaza, moverían montañas y nada les resultaría imposible.

La fe es un acto de toda la persona que se abandona a su creador. La voluntad de Dios es que crean en el que El ha enviado.

La fe se contagia. Es una gracia encontrarse en la vida con gente de fe, que confían en Dios, en los demás y en ellos mismos. Para el que cree todo es posible.

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