domingo, 15 de septiembre de 2019


 Resultado de imagen de fotos del hijo prodigo

Esta parábola de la misericordia del Padre ha tocado y seguirá tocando el corazón de muchos padres e hijos, pues es una realidad de muchos hogares. La familia del Hijo Pródigo es una familia de las nuestras, por eso nos llega tanto el mensaje.  De todas las palabras de Dios ésta ha despertado el eco más profundo… Desde hace miles de años viene haciendo llorar a innumerables personas… Y el que lo oye por centésima vez es como si lo oyera por primera vez” (Péguy). Y en esta parábola, al final, triunfa el amor. Quien ha probado el amor de Dios, jamás podrá olvidarlo.
  Las dificultades en las relaciones de padres e hijos es muy vieja. Oseas presenta al hijo rebelde y el Padre irascible que perdona. En uno de sus poemas presenta a Dios como un padre totalmente entregado a su hijo: le enseña a andar, lo lleva en brazos, se inclina para darle de comer; pasando de la metáfora a la realidad, cuando era niño lo liberó de la esclavitud de Egipto. Pero la reacción de Israel, el hijo, no es la que cabía esperar: cuanto más lo llama su padre, más se aleja de él; prefiere la compañía de los dioses cananeos, los baales. Dios lo podía haber castigado, pero se le conmueven las entrañas y lo perdona (Os 11, 1-9). A Dios no le cuesta perdonar, es su oficio,  pero hay personas que no quieren que perdone.
  San Lucas introduce en la parábola un nuevo personaje que no estaba en Oseas ni Jeremías: un hermano mayor, que nunca ha abandonado a su padre y ha sido modelo de buena conducta, pero cuando vuelve su hermano se dirigiré al padre como los escribas y fariseos se dirigen a Jesús: con insolencia, reprochándole su conducta. Al padre le duele la reacción de su hijo mayor, pues el menor “estaba muerto y ha revivido. Estaba perdido y ha sido encontrado”
  La parábola es como la vida misma. Va a dirigida a nosotros. El final de la parábola queda abierto, porque lo tiene que terminar cada uno. La parábola hace preguntas profundas, descubre lo que hay en el corazón, nos coloca ante la ternura del Padre.
  Nosotros que nos identificamos y somos, al mismo tiempo, el hermano menor y el mayor, tenemos que llegar a tener la misma actitud del Padre y reproducir la figura del Padre. "Sed misericordiosos como vuestro padre es misericordioso". El relato nos tiene que hacer ver, que siempre habrá en nuestra vida, etapas que hay que superar por imperfectas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario