sábado, 26 de noviembre de 2016

Amar a Dios amar al prójimo.



En el atrio de la basílica del Sagrado Corazón, en Lugano (Suiza) han sido escritas muy oportunamente, estas palabras: “Aquí se entra para amar a Dios y se sale para amar al prójimo”.

Siempre que nos encontramos con Dios, debemos encontrarnos con el prójimo. Son los dos amores de nuestra vida, las dos caras de la misma moneda.

Es imposible amar si no hemos descubierto el amor de Dios. “El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor” (1 Jn 4,8).

Con amor eterno y gratuito (Jer 31.3). “Los montes se correrán y las colinas se moverán…, pero mi amor de ti no se apartará” (Is 54,10).

Con un amor tan tierno como el de una madre (Sal 103.13). Aunque una madre se olvide del hijo de sus entrañas. Dios no se olvida (Is 49.15).

El siempre toma la iniciativa. “El amor no consiste en que nosotros amamos a Dios sino en el Él nos amó primero” (Jn 15.16).

“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5), para que podamos amar a los demás como Él nos ama.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19.18). Dios quiere que nos amemos a nosotros mismos incondicionalmente, que nos aceptemos como somos y con lo que tenemos.

Incondicionalmente tengo que amar a los otros, sin fijarme para ello en lo que tienen o cómo se comportan, aceptándolos como son, sin pretender cambiarlos. Es el amor el que nos lleva a no desear para los otros lo que no queremos para nosotros y no hacer a nadie lo que no queremos que nos hagan (Tb 4,5).

“Todo cuanto desean que les hagan los hombre, háganlo ustedes con ellos” (Mt 7.12). Hacer al otro lo que quiero que me hagan, comportarme con él, alegrarme con sus triunfos, al tomarlo en cuenta, lo aprecio y le estoy valorando.

Es cierto que cada persona puede enseñarnos cómo amar. Pero tenemos un maestro que nos amó hasta el final. “Les doy un mandato nuevo, que se amen unos a otros como yo les he amado” (Jn 13.34). La novedad de este mandamiento está en cómo amarse. Así, pues, es importante saber como Jesús amó, para amar como Él.

Jesús siente compasión de la gente, se acerca a los pobres y enfermos, extiende su mano, los acompaña en su caminar, dio la vida por todos. “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5.6-8).

“Toma una sonrisa y regálasela a quien nunca la ha tenido.
Toma un rayo de sol, y hazlo volar allí donde reina la noche…
Descubre la vida, y cuéntasela a quien no sabe entenderla.
Toma la esperanza, y vive en su luz.
Toma la bondad, y dásela al que no sabe dar.
Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo”
 


(M. Gandhi).

1 comentario:

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